Inspiró hondo y dejó que la sensación la inundara y, luego, pasara a través de ella. No podía dejar que ese sentimiento la tirara abajo. —Hmmm... —tarareó complaciente. —Tengo la esperanza de que no sea así, pero por las dudas... —quitó la vista del improvisado mapa hasta la tierra húmeda, se estiró hasta tomar una cantidad considerable en las manos y se lo pasó por el pelo, dejándolo de un sucio color. —debemos planearlo cuidadosamente y tratar de no tomar ningún riesgo, especialmente en su territorio, puesto que no sabemos que debe tener planeado... Aunque tengamos la ventaja de que no sabe que estamos aquí. Se me ocurre que podríamos tomas las mentes de los más débiles, aquellos que tienen miedo del nuevo régimen y tal vez... tal vez iniciar una revolución y así, podríamos prepararle el camino a tu hermana para que busque a su hijo. Bertolio estaría demasiado ocupado en tratar de contenerlos y nosotros podríamos ir y... —no. Se calló y se refrego la cara, le dolían los ojos del cansancio. —motka, no sé que podríamos hacer.