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Aquél aprecio que demostró no se sentía auténtico para él, pero sabía que sería reconfortante para ella oír algo así y en ese momento, junto aquella mirada totalmente perdida en la suya, se daba cuenta de que era exactamente lo que necesitaba escuchar. Llevó una de sus manos hacia la de ella para entrelazar sus dedos, analizando más la imagen de la más baja desangrándose, perdiendo su vitalidad por él de la manera más cruda posible, algo fascinante ante Voldemort quién no demostraba piedad sobre ese hecho. — Así será, querida Nagini, más pronto de lo que crees estaremos acabando con lo que empezamos y en nuestro mundo gobernaremos quiénes pueden hacerlo, quiénes deben hacerlo. Nada puede detenernos. — Separó sus dedos para sostener desde el dorso de su mano y la parte posterior de su antebrazo. — En cuanto recupere mis fuerzas lo llevaremos a cabo. Si me permites... — Acercó sus labios a su muñeca, pero un poco más abajo de esta para poder pasar su lengua lentamente por el recorrido de sangre que caía por su antebrazo, esto lo hizo de manera lenta mientras fijaba la mirada en los ojos de la contraria, haciendo inevitable aquella intimidad extrema en el momento, cuando llegó al orificio de sus colmillos cerró sus ojos y comenzó a succionar de estos todo lo que podía. La satisfacción inmediata de beber su vida nuevamente le trajo un placer que rápidamente lo recorrió como un escalofrío de pies a cabeza.   

Podía sentirlo en la manera en la que se movía, cómo el aire se escapaba por sus labios ante su tacto, previo a cortar su propia respiración, interpretándolo fácilmente como una disposición inminente a su voluntad. Tom ya sabía que Nagini estaba bajo su control entre tantas cosas, siempre lo estuvo y siempre lo iba a estar y había en ello una belleza particular, algo único e inigualable; atados el uno al otro, una situación de la que ninguno podía escapar. Sin piedad alguna por lo que quedaba de su alma o la de ella, ambos encontrarían el camino hacia el contrario al final del día contra todo pronóstico y tempestad y nada sería capaz de destruírlos en el camino.
            Aquella respuesta afirmativa sin necesidad de palabras consiguió que la sonrisa sobre su rostro aumentara un poco más su tamaño, ahora enseñaba parte de sus dientes y tenía una maliciosa satisfacción tras presenciar aquél gesto en el que Nagini llevaba su propia mano hacia sus pálidos y secos labios, regocijándose en el éxtasis de ver como ella misma abría una herida, el notar como el líquido comenzaba a brotar de sus muñecas logró que sus completamente negras pupilas se extendieran cubriendo gran parte del azul de sus ojos. — Mi fiel compañera, qué sería de mí sin ti. 

Apreció como la muchacha de cabello obscuro tomaba algo de distancia con él para acercarse cada vez más al suelo, arrodillándose en frente suyo. Tom cerró sus ojos inhalando el aire fresco del bosque y las palabras alentadoras de su compañera. Los rayos blanquecinos de la Luna los iluminaban a ambos en medio de aquél círculos de árboles que los rodeaban; como si una especie de ritual se concretara en ese momento, el rubio posó una sonrisa sobre su rostro, lentamente comenzaba a sentirse poderoso. Dejando de creer que el hecho de que esté con vida fuese un milagro sino que aquello iba más allá, él tenía una misión y no dejaría este mundo sin concretarla.
            Abrió sus ojos y lentamente bajó su mirada hacia su compañera sin borrar aquella nueva y ladina sonrisa de su rostro. Tomó su mejilla con aquél tacto frío pero a la vez delicado que había conservado tras los años. — Así es, mi querida amiga. Yo sé cómo tomar el control de todo y esto es solo una prueba de lo imparable que puedo llegar a ser. No estaría aquí de no ser por ti, ¿Sabes eso? — Le cuestionó bajando su mano delicadamente hasta su mentón levantándolo un poco, casi como una caricia. — Todavía te necesito... Me imagino que tú tampoco te has recuperado del todo, pero tu veneno, tu sangre. Todavía estoy débil, mi adorada, si tan solo pudiera tener un poco más de ti... Te ayudaría a alimentarte, acabaríamos con lo que empezamos.