En una oscura y solitaria noche, Nagini sostiene con ternura a su recién nacida hija, Nalini Sylvanus Dumbledore, en lo profundo del bosque. La mirada de Nagini está llena de angustia mientras observa a la pequeña en sus brazos, sabiendo que su destino está marcado por su condición de maledictus. Con un suspiro cargado de dolor, Nagini se dirige hacia la entrada de una pequeña cabaña donde espera encontrar ayuda.
Albus Dumbledore emerge de las sombras, su presencia imponente llenando el aire con una sensación de calma y protección. Sus ojos se posan en la pequeña Nalini, reconociendo el peso de su destino.
Nagini se acerca a Albus, extendiendo con cuidado a Nalini hacia él, sus ojos suplicantes reflejando su preocupación y desesperación.
Sin necesidad de palabras, Nagini pronuncia la frase que pesa en su corazón: «Por favor, llévatela Albus. Conmigo no está a salvo».
Albus comprende el significado detrás de esas palabras, el peso de la responsabilidad que se le ha otorgado. Con una mirada llena de determinación, Albus toma a Nalini en sus brazos, prometiendo protegerla con su vida.
En un silencioso acuerdo entre ellos, Nagini confía el destino de su hija a Albus, sabiendo que ha tomado la decisión correcta por su bienestar y seguridad. Con un último vistazo a su preciosa hija, Nagini se despide en silencio dejando que el tío abuelo de su hija Nalini, Albus, se convierta en el guardián de Nalini.