¿yo? me parece que estás equivocada,
yo no soy para nada infantil. —exclamó
la castaña, tratando de no perder la pa-
ciencia delante de la pelinegra. pero en
el momento en el que ésta la llamo con
el insulto que tanto le irritaba, no pudo
contenerse. en un movimiento rápido,
extrajo su varita de su bolsillo y apuntó
con ésta a la chica que tenía frente a
sus ojos—. no te atrevas a llamarme
de esa manera, parkinson —dijo con
cierto ímpetu, arrastrando las palabras
que salían de su boca—.