va a ponerme las mejillas coloradas, bella princesa. me llena de orgullo haber despertado en usted el ansia por conocimiento divino, se nota que ha disfrutado de ello y, sinceramente y como un secreto entre ambas: esa es la mejor manera de aprender sobre algo, alteza, sólo con entusiasmo conseguirá sobresalir en todo lo que haga; cosa de la que creo que es capaz sin duda. ¿¡de verdad!? ¡maravilloso, pietra! puedo invitarle a té con pastas, o podemos recitar algunas oraciones juntas. no es imprudente, ¿por qué no iba a poder expresar su cariño? usted también se ha ganado un espacio en mi corazón, dulce princesa. creo que me sorprenderá gratamente, más de lo que ya lo ha hecho, por supuesto.