SoyLandonKnight

¿Brujita? ¿En dónde estás? ¿Morana y yo podemos ir? Creo que necesita a su mamá un rato.

SoyLandonKnight

Raven. — El pelinegro apenas escuchó la puerta se acercó a ella. Observándola de pies a cabeza con preocupación. — ¿Está todo bien? Mierda, brujita, me hubieras dicho para irte a buscar.

SoyLandonKnight

Ahora deberías irte a la cama.
Mag-reply

SoyLandonKnight

Vas a dormir conmigo una semana.
Mag-reply

SoyLandonKnight

— El pelinegro estaba fuera del hospital donde trabajaba su esposa esperándola con una pequeña sonrisa al verla salir. No dudo en acercarse a ella y quitarle su bolso. — Hola quise venir a buscarte, ¿Está bien?

SoyLandonKnight

Así puedo comerte bien en casa.
Mag-reply

SoyLandonKnight

Lo siento por venir hasta ahora estaba trabajando con algo, ¿Puedo pasar? Supuse que era tu hora de dormir. — El pelinegro estaba recargado en la puerta observando a la pelinegra. 

SoyLandonKnight

Yo te despierto cuando nos vayamos.
Mag-reply

SoyLandonKnight

¿Raven? — El pelinegro al escuchar el ruido se había acercado al lugar y su confusión era más grande al ver a la pelinegra. Se agachó junto a ella para ayudarla a levantar los libros en el suelo.— Pensé que aún no ibas a regresar.

SoyLandonKnight

Adiós. — El pelinegro antes de irse se acercó a ella para dejar un beso en su estómago. Y casi por acto reflejo iba a acercarse a besarla a ella pero se detuvo. — Eh, si, adiós.
Mag-reply

SoyLandonKnight

¿Brujita? — El pelinegro había sido recibido por los padres de la pelinegra y ellos le habían indicado donde estaba así que cortó su conversación para ir a buscarla. — ¿Raven? — Volvió a llamar y esta vez si la localizo. Acercándose hasta donde estaba ella, mirando su rostro y bajando lentamente por su cuerpo hasta que.... — Mierda.

SoyLandonKnight

Oh... Bueno, cuando lo haga, puedes decirme. — Esta vez si retiró su mano y le dedico una pequeña sonrisa a la pelinegra. — ¿Me despides de tus padres?
Mag-reply

SoyLandonKnight

Sí, lo es. — Mantuvo su mano en el estómago de la pelinegra sin quitar la vista fija de este. 
Mag-reply

SoyLandonKnight

— El pelinegro había visto la puerta abierta del cuarto de la pelinegra y se había acercado. Su intención era hablar con ella pero su plan se fue abajo al verla dormida. Dudo un momento antes de entrar a la habitación, tomándose la libertad de sentarse a la orilla de esta. Pasando una mano por su cabello. — Solo así no discutiras conmigo. Tengo que protegerte, brujita, pensé que lo hacía al casarme contigo pero al parecer me equivoque. La idea del divorcio es interesante... No te lo niego. Pero a la vez se siente extraño después de tantos meses contigo, la falta de nuestras discusiones será extraño, ojalá por la mañana quieras hablar bien, llegar a un acuerdo, y poderte tener a salvo. Aunque se con certeza que vas a discutir conmigo, dándome mil razones para que no nos divorciemos por las razones erróneas. — Se quedó callado después de unos segundos negando con su cabeza al darse cuenta de lo que hacía. Y sin pensarlo dejo un beso en su frente antes de alejarse de la habitación de la pelinegra y ir hacia la cocina.

SoyLandonKnight

— El pelinegro la llevó hasta su cama recostandola y él reportándose junto a ella. Abrazando su cuerpo y dejando sus labios rozando su frente.
Mag-reply

SoyLandonKnight

Pensé que nunca lo ibas a preguntar. — El pelinegro se acercó a ella tomando en brazos a la pelinegra antes de que cambiará su decisión y caminando con ella hacia la habitación de esta.
Mag-reply

SoyLandonKnight

Bonito vestido, brujita, ¿Es nuevo? — El pelinegro bajo la vista por el cuerpo de la pelinegra antes de apartarla. — Te queda bien.

SoyLandonKnight

Si consigo el divorcio tendrás tu deseo concebido.
Mag-reply

SoyLandonKnight

¿Y ese milagro que estés aquí? Normalmente cuando llegó a esta hora ya estas encerrada. — El pelinegro observó a la pelinegra tratando de no ser tan obvio con el repaso que le había dado a su cuerpo. 

SoyLandonKnight

¿Tuviste un día divertido, Knight? Me llegó un aviso muy curioso sobre ciertas compañeras mías. Y quiero pensar que mi esposa no tuvo nada que ver, ¿No? — El pelinegro la estaba observando con los brazos cruzados. — ¿O me equivoco?