Eres la luz que le hacía falta a mi vida. Sin duda, esta noche la voy a guardar en mi corazón por mucho tiempo; será catalogado como el día que finalmente la felicidad decidió estar de mi lado. Te eché tanto de menos y me atrevo a decir que esa oración se queda totalmente corta comparando lo que sentí. He sufrido desde que te ausentaste, madre. Me hizo tanta falta ver aquel rostro celestial que posees. Ahora mi corazón se siente envuelto en la paz al tenerte de regreso a casa. ¡Sé más que bienvenida! Espero que todo el mundo te trate con el respeto que mereces o me veré con la obligación de romperles el maldito cuello. Te amo eternamente.