Oliver.

¡La niña de mis ojos! Sé que siempre tratas de huir, pero en serio necesito tenerte en mis brazos ahora. ¡Rosie! Luces más encantadora que nunca, extrañaba tanto verte, sabes que nunca puedes dudar en visitarme con los pequeños, y con Oliver, claro, son bienvenidos siempre. No seas como tu padre, se casó y se olvidó completamente de los demás. Aquí entre nosotras, no me sorprende. ¡En fin! Debemos ponernos al día, linda, ¿qué tal los entrenamientos? ¿Están siendo muy pesados? Me encantaría ir a tu próximo partido, juegas de maravilla, muñequita.

¡Pequeña Rosie! Aunque ahora el apodo se siente más que incorrecto. Estoy por seguir los pasos de Marlene y ponerme sentimental pero seré más disciplinada. Tienes que contarme como ha estado todo en tu vida, ustedes tienen la manía de volverse invisibles y no escribir ni una sola carta.

¡La pequeña de Barty y Evan! Aún recuerdo lo tranquilita y relajada que te ponías cuando estabas en mis brazos. Parece que fue ayer. ¡Basta! Me pondré sentimental, y no quiero que el cascarrabias de tu padre, Bartemius, llegue y se burle de mí. ¿Cómo estás, preciosa? Y por cierto, no me perderé tu partido de esta semana, es una promesa. 

Señorita Rosier, es bueno verla. Bienvenida sea. ¿Podría compartirme un poco de eso que está tomando? Luce fenomenal, prometo no decirle a nadie.

¡Rosie Rosier! De nuestras jugadoras estrellas, tu eres de nuestras favoritas. Bienvenida seas, rubia. ¿No traes a Oliver por ahí? Nos daría gusto ver a la familia reunida. Esperemos que tengas una muy buena estadía, no dudaremos de encargarnos de eso. 

Se nota que somos madre e hija, ¿verdad? Ambas tenemos una copa en la mano; la mía es de jugo de frutas, por cierto.