¡Mi preciosa! ¿Por qué siempre eres tan tierna? Y eso que llevo la ropa más casual que encontré guardada en el trabajo para venir a verte. Sería mejor una foto tuya, te ves hermosa, como siempre obviamente. Ni siquiera te avergüences en decirlo, amor, porque cada segundo lejos de ti se siente como una eternidad. Y me es casi imposible no echarte de menos a montones. ¡Lo siento demasiado! Sabes que también detesto tener que alejarme. Y muchísimo. Había agendado una cita para el gatito de la señora White, ¿recuerdas a la pequeña anciana que te mandó galletas de avena la semana pasada? Ella misma. Su gatito había tenido una fractura, tuvimos que hacerle unos chequeos y radiografías. Por suerte ha estado teniendo un gran avance. Aunque los rasguños en mis brazos no faltaron. Hey, respira, cariño. Todo bien, ¿si? Eres la mejor en lo que haces, de verdad, te admiro demasiado a ti y a tu trabajo. Todos los días, te esfuerzas y soy testigo de ello. Así que nadie negara ni desconfiara de nada. Y hablando de esa libreta, creo yo que la dejaste en la repisa azul de la sala. Peeero no te preocupes, amor, yo te ayudaré a limpiar por aquí. ¿Vacaciones y playa dijiste? Tus deseos son mis órdenes, cariño. Solo déjame acomodarme un poco esta semana y de paso tú también puedes excusarte de tus pacientes. Y te prometo, que en cuanto menos te lo esperes, estaremos disfrutando solo tú y yo de unas divinas vacaciones, muero por tenerte a mi lado y que nadie se atreva a separarnos.