Wujuuu, puchitos, puchitos. ──con cierta pizca de emoción, sacó esa conocida cajita de cartón de uno de sus tantos bolsillos, al igual que rebuscaba el mechero en alguno de ellos. Se llevó un cigarro a los labios y lo encendió, para luego extenderle la cajetilla a su acompañante con una media sonrisa──.