AngelineTakamiJP

la joven de cabellos rubios con reflejos rosados caminaba por las calles de tokio como todos los días. portaba su chaqueta de la pandilla a la que pertenecía, un top de color blanco, una falda de color negro al igual que la chaqueta de bordados color dorado y unos calcetines largos del mismo color.
          
          su mirada se fijó en un chico que estaba sentado en el borde de la acera, con cierta inexpresividad en su rostro y la vista un tanto perdida en la carretera. 
          
          carraspeó para aclarar su voz y llamar su atención. — ¡hola! ¿te encuentras bien, chico? — preguntó con una dulce y sincera sonrisa en su rostro. — ¿te echo una mano?

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la rubia se levantó de un salto y acomodó su vestimenta para luego sacar una de las manos del chico del bolsillo. 
            
            — seguro que confías luego, no te preocupes. — sonrió ampliamente y se encaminó hacia su hogar. — por cierto, ¿cómo te llamas? no me dijiste nombre y no creo que se traguen que te llamas chico. — comentó con un tono bromista mientras caminaba por las calles de la ciudad. 
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acomodó su cabello conforme la brisa se hacía más presente, escondiendo un poco su rostro en su chaqueta y mirando también de reojo al chico, dedicándole una pequeña sonrisa cuando vio que también la miraba del mismo modo. 
            
            — supongo que draken nii-san es lo único bueno que me dejaron mis padres además de traumas. — era común que la rubia hiciese chistes sobre su vida. al menos se le hacía más llevadero.
            
            al escuchar el comentario del contrario, una pequeña risa salió de sus labios. — no soy mala persona, chico. — dijo con calma y sinceridad.
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— insisto en que deberías quedarte. puedo decir que eres colega de mi hermano y de mí y nadie te molestaría... solo yo para que comas. — rió levemente y suspiró un poco cuando lo vio alejarse. comprendía que no confiase, pues convivía con muchas personas de distintas situaciones personales en su vida y con poca confianza en los demás. 
            
            al escuchar su comentario, su cuerpo se tensó hasta tal punto de sentir un escalofrío recorrer su anatomía. — no tengo padres. — dijo sin más y tragó grueso, intentando deshacer el nudo instaurado en su garganta. — vivo con mi hermano mayor en una habitación amplia y alejada de las demás en donde las chicas sin recursos y que recurren a la prostitución, ejercen sus tareas. — explicó mientras movía sus piernas con nerviosismo. — ellas nos han cuidado a mi hermano y a mí siempre.
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