/ cerró los ojos también al sentir el temblor de Sam contra su cuello. No lo interrumpió. Solo lo sostuvo, con esa firmeza tranquila de quien sabe que su sola presencia puede ser un salvavidas en medio de la tormenta. Acarició su espalda con movimientos lentos, constantes, como anclas flotando en un mar revuelto.
Ich bin hier... Ich gehöre zu dir, Sam. Immer. (Estoy aquí... pertenezco contigo, Sam. Siempre.)
/ Su voz era apenas un soplo, pero iba cargada de decisión. De promesa.
No voy a dejarte. No ahora. No cuando más necesitas saber que el mundo no está en tu contra. Cuando tú ya no puedas sostenerte, yo te sostengo. Cuando la oscuridad vuelva a jalarte... te juro que no te suelto.
/ Se movió solo un poco para poder rodearlo por completo, casi como si su abrazo pudiera cerrarle el paso al miedo. Apretó con cuidado, sin asfixiar. Con ternura. Con presencia.
Te amo, Sam. Y no hay lugar, sombra, ni recuerdo donde no vaya a seguir diciéndotelo.