Lo que más sorprendió a los expertos fue su capacidad para liderar el equipo, aunque siendo tan joven. Santino, con su estilo natural y su presencia calmada, rápidamente se convirtió en el piloto de referencia dentro de Kaiser Motorsport. Sin embargo, esa temporada no estuvo exenta de desafíos. Durante las primeras carreras, la escudería enfrentó saboteos misteriosos que fueron filtrados por los agentes de Racing Renegades, una organización secreta que había comenzado a revelar escándalos de corrupción dentro de la F1. Aunque muchos en el paddock estaban preocupados por las revelaciones, Santino se mantuvo firme, decidido a no dejar que esas distracciones afectaran su rendimiento.
El problema de Racing Renegades, con su oscura influencia sobre algunas de las grandes escuderías, fue creciendo durante la temporada. Sin embargo, para Santino, este caos solo representaba una oportunidad para destacar aún más. Su enfoque era claro: no podía permitir que las sombras de la corrupción empañaran el deporte que tanto amaba. En cada carrera, Santino no solo luchaba por el campeonato, sino también por devolver la integridad a la F1.