—Si te ríes, te juro que nunca más te vuelvo a invitar a mi casa a ver películas de terror y nuestra amistad se termina. —amenazó antes de empezar a desabotonar torpemente los botones que decoraban la parte de en medio de la suave camisa. Sin querer queriendo, ella empezó a reír no porque este nerviosa, si no, porque no lograba desabotonar los primeros botones y pensaba que aquello tomaría una eternidad. Para su suerte, y con un poco de ayuda del de ojos claros, terminó de desabotar aquella larga camisa tomándose más tiempo del deseado, pero no importaba. Dejando el pecho descubierto de este, recordó una vez más el reto dentro de su cabeza ""Quitarle la camiseta a Sebak y de ahí besar su cuello hasta el abdomen"", rodó los ojos tapados por la tela negra y de un tirón se deshizo de la camisa que cubría el cuerpo de este. Tomó un respiro y no pudo evitar reírse de lo siguiente que haría, sin duda alguna quedaría en sus recuerdos más chistosos todo aquello.
—Espero que lo disfrutes, baboso, porque será la primera y última vez. —musitó riéndose y probablemente su risa sería acompañada por el contrario. Decidió apresurarse y con ayuda de sus dos dedos, índice y el de en medio, subió el mentón del brujo para que no le estorbara. Los besos de la castaña se dieron a relucir, empezando por la parte del cuello, pasó por la típica "manzana" que se le formaba en la garganta del muchacho y siguió el camino de su anatomía. Con sus manos se iba guiando para no parar en algún otro lado, y la guía principal era ir en línea recta. Cómo costumbre, Gala iba dejando besos cálidos por el cuerpo tibio de Sebak, no iba tan lento como lo haría con una persona que realmente fuera su pareja, pero tampoco los estaba dando por dar. A los segundos, ya se encontraba en el ombligo del chico y finalizó dándole un beso a este, un beso ruidoso para causar risas más que nada en ella.