Amos.

¡Mierda! Pero qué susto, Sissy. Hey, deberías de recibirme con todo el aprecio que dices tenerme, a menos de que ya no sea así, me romperás el corazón, así que mejor cuida tus palabras. ¡Vamos, Sissy! No puedes enojarte por siempre con nosotros. Menos conmigo. Sabes perfectamente que si le seguí el juego fue porque de una manera u otra Peter insistiría. La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena, escuché aquello en internet. Deberías de hacer caso. ¡Más respeto! No me meto con tu esposo, deja al mío en paz, podría escucharte y no quiero verlo llorar a mares por el ofensivo apodo que le tienes. Pero hablando de él, prometimos llegar juntos y se ha perdido a mitad del camino, de hecho ahora mismo estoy fingiendo demencia (muero de preocupación). 

Oh no, creo que llegó el momento de escapar. ¡Broma! Sabes que te adoro demasiado, tía Sissy, no tienes idea de cuánto te extrañé a tí y a tus enormes abrazos. ¿Lo dices en serio? Me siento tan afortunada, ni quien quiera al baboso de Draco. Te contaré un secreto, pero no sé lo digas a nadie: la última vez que fuí a verlo, estaba tan enojado porque al parecer se está quedando calvo, ¡no lo escuchaste de mí! Pero parece ser que el uso de mucho tinte hizo sus efectos, que desgracia. De todas formas, no es lo importante aquí; ¿cómo estás? ¿qué tal todo? Cuéntame, quiero saberlo todo.

Mi querida Silena, tengo una explicación pero es pésima así que, prometo compensar ese malo rato. ¿Y quién en su vida no quiere volver a verte? Al menos que esté demente. Ya, ya, no me odies y vuélveme a apreciar, ándale. Mejor vamos a ponernos al día mientras admito que te haces extrañar.