eso es, ¡vamos mi pequeño! —exclamó entusiasmado el sevillano para próximamente ponerse de cuchillas ante su retoño, envolviéndolo al pequeño entre sus brazos para después cargarlo. una vez teniéndolo a upa, el contrario comenzó a dirigirse hacia la sala de estar, llegando una vez para poder bajar al pequeño. tomando dos almohadones y entregándole uno al menor para que se sentará encima de él mientras que buscaba en uno de los cajones de los muebles que decoraban el lugar, materiales para realizar sus manualidades; se acercó a dónde estaba el retoño suyo y se sentó en el almohadón al lado de él, dejando las cosas sobre la mesa ratona.