Yo sé que en el fondo me amas, pendejote. No entiendo por qué te complicaste tanto, sabes que yo iba a aceptar cualquier cosa que me dieras, así se tratase de un collar de diamantes o el colmillo del abuelo. Nada de devolver, eh, que me ha gustado todo. Muchas gracias, Villancico. Siempre supe que el consentido era yo, pero gracias por decirlo.