Oh, qué halagador. Me encantaría decirte que es un conocimiento místico reservado solo para unos pocos elegidos, pero la verdad es que el equilibrio es como una danza. Un paso en falso y todo se desmorona, pero si sabes moverte con la música adecuada, la magia y la naturaleza simplemente… fluyen. El control, bueno, es otra historia. Algunos creen que es cuestión de fuerza de voluntad, pero yo lo veo más como un pacto mutuo. La magia no es algo que se domina a la fuerza; si intentas someterla, se rebela. Hay que saber escucharla, negociar con ella, darle lo que necesita para que, a cambio, te dé lo que deseas. Y créeme, aprender eso no fue fácil. Pero cuando finalmente lo entiendes, la magia deja de ser solo poder y se convierte en algo mucho más grande.