El chico entró al garaje despacio, con un papel doblado en la mano. Sus ojos están rojos, su mejilla aún morada por el golpe que le habían dado, y una venda en su nariz rota. Se acerca a la guitarra de Luke, que descansaba en su soporte, como si lo esperara.
Alex mira la guitarra como si fuera Luke mismo. Sus dedos tiemblan mientras desliza la carta entre las cuerdas, asegurándose de que no se caiga. Respira hondo, como si cada palabra escrita pesara más que él mismo.
"Luke…
No sé cómo empezar, así que lo haré como siempre: torpe.
Quiero que sepas que eres lo mejor que me pasó desde que morí. Que cada sonrisa tuya me hizo sentir que todavía valía la pena estar aquí. Pero también sé que no soy suficiente. Que soy un estorbo. Que te mereces alguien que te haga brillar, no alguien que te arrastre con sus dudas.
Quizás estés mejor con Julie. Ella te entiende, te ilumina, te hace ser el Luke que todos aman. Yo… yo solo soy el chico que toca al fondo, el que nadie elige, el que siempre está temblando.
No quiero que me mires con lástima. No quiero que te sientas obligado a quedarte conmigo. Por eso me voy. No sé a dónde, pero lejos de ti. Porque te amo demasiado como para seguir siendo tu carga.
Gracias por todo lo que me diste, aunque nunca supe cómo recibirlo.
—Alex."
Se queda unos segundos mirando la guitarra, como si esperara que Luke apareciera. Pero no pasa nada. Se da la vuelta, con los ojos llenos de lágrimas, y se marcha del estudio en silencio. La carta queda atrapada entre las cuerdas, esperando ser descubierta.