No, no, no. Te prometo que no volverá a suceder, no tienes de que preocuparte, ¿sí? —Su voz salió un poco apresurada, su mirada reflejaba todo el amor que sentía por ella y, además, una leve preocupación ante el tono de voz impropio.
—Si me sigues mirando así, no podré evitar besarte. —advirtió en un suave murmullo, la preocupación en su tono disminuyendo hasta desaparecer. Se inclinó para unir sus labios con los de ella en un pequeño e incluso tierno beso, que después fue seguido de otros dos más. En el tercero se detuvo, mirándola fijamente a los ojos antes de juntar sus labios una vez más, con ímpetu.