
SpicyProblems2
Quisiera saber en qué punto hemos llegado como sociedad, en qué momento personas ya adultas, con suficiente edad y capacidad como para distinguir lo correcto de lo incorrecto, se sienten con el derecho de compartir sus parafilias ilegales y moralmente repugnantes como si estuvieran promocionando un libro de J. K. Rowling. Yo honestamente necesito entender qué coño está pasando por la cabeza de esta gente. Porque no solo lo publican, también lo promueven, lo defienden, lo difunden como si fuera arte, como si fuera algo que mereciera reconocimiento. Y peor aún: hay quienes salen a defenderlos, diciendo “ay, es que son solo historias”, “en la imaginación todo se vale”. No. No te estás expresando. No estás siendo libre. No estás creando arte. Estás romantizando un abuso. Estás describiendo una puta escena de violencia disfrazada de fantasía, y encima esperas aplausos.

SpicyProblems2
Yo lo único que espero es que el peso de la ley les caiga donde sea que estén. Porque lo que hacen no solo es asqueroso, es ilegal. Y en muchos países, eso se penaliza. Espero sinceramente que estén en uno de esos. Que reciban la condena que merecen. Porque esto no es solo desagradable: es denigrante. Es inhumano. Y el hecho de que tengamos que seguir alzando la voz para denunciar este tipo de cosas en pleno 2025 me da entre asco y solo me recuerda lo horrible que es la humanidad. Váyanse bien a la verga quienes defienden esto y lo publican.
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SpicyProblems2
¿De verdad alguien puede pensar que algo así no va a generar rechazo, asco y repulsión? Pues no, mi amor, no todos estamos tan jodidos ni tan podridos por dentro como para andar justificando que nuestro primer “amor” fue un familiar. No todos crecimos con traumas al punto de confundirlos con deseo. No todos ven a sus padres como potenciales parejas, ni se imaginan siendo deseadas por ellos. ¿¡Qué coño es eso!? Y lo más grave es que muchas de estas cuentas no son perfiles perdidos por ahí. No. Algunas son cuentas conocidas, que ya empiezan a moverse dentro de ciertas comunidades, ganando espacio. Tres de ellas ya las reporté personalmente, y espero que todas las personas que tengan un mínimo de sentido común hagan lo mismo. El verdadero problema es que, aunque se logren cerrar, esas personas están ahí afuera. Tienen acceso a Internet. A plataformas. A redes. Y pueden crear otra cuenta, con otro nombre, con la misma porquería. Pueden seguir esparciendo ese contenido como si fuera normal. Y muchas veces, no hay consecuencias reales.
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