Empecé a leer "Belleza" con curiosidad, por saber qué era eso que Stendhal44 había compartido valientemente con el mundo. Y he de decir que me he llevado una grata sorpresa.
El hecho de dividir el relato en 12 partes hace mucho más amena su lectura en este mundo en el que no sabemos más que correr. Sus letras nos transportan a un Londres presente y pasado y nos hacen pasear por sus calles gracias a las detalladas descripciones de cada rincón de la ciudad.
Los pensamientos y reflexiones del protagonista de la historia nos meten en su mente y en sus pies al caminar. La disertación para consigo mismo hace de la historia un lugar mucho más personal.
Por contra, a veces, le fallan "las formas" (falta de revisión del texto, forma del mismo, se echan de menos más diálogos, las frases llegan a perder el sentido, hay erratas, etc.). Esto ocurre cuando se escribe de manera impulsiva, espontánea y apasionada. Dicen que la potencia sin control no sirve de nada. Desde mi punto de vista, la potencia descontrolada es precisamente lo que hace que una obra, de cualquier tipo, sea diferente y esté viva. No obstante, las formas son muy necesarias para facilitar la lectura y para alcanzar esa belleza que incluso el protagonista de la historia anda buscando.
Se me ha quedado un regusto londinense muy agradable e intenso. El desarrollo y el final no decepcionan y van acordes con el planteamiento de la historia. Deja con ganas de más. No puedo contar más sin hacer spoiler. :-)
Ya se sabe que la "Belleza" y Stendhal siempre han ido de la mano.
