"Quisiera pedirle perdón por haberle fallado, porque si, me he enamorado, me enamoré de ella incluso cuando me prometí a mi misma jamás hacerlo, sin embargo juro que lo intenté. Intenté no deslumbrarme con sus ojos café, e ignorar aquel brillo que tenían cada vez que hablaba de algo que le apasiona. Trate de no caer por todas esas palabras que me dijo, haciendo que me sintiera parte de su vida. Pedirle perdón por no poder ignorar la forma en la que ríe cuando hago un chiste de mal gusto, o la forma en la que ata su cabello en un desordenado moño mal hecho.
Pero siendo justas, no me lo dejó fácil, quién no se enamoraría de su dulzura con un toque cínico, o de su tan simple forma de ser y pensar?
Sus abrazos mantienen el aire en mis pulmones cuando creo que voy a colapsar, sin embargo todo cambia cuando la menciona a ella, a su novia, a la que la ha alejado levemente de mi, incluso viviendo a miles de kilómetros de distancia.
Quizás suene cruel, pero su belleza y sus lindas palabras no sirven de nada para ella, porque la que la ve varias veces al mes y suele compartir habitación en las pijamadas soy yo, la que puede hacerle cosquillas hasta que llora de la risa porque no puede más, y no es más que un desastre de ondas oscuras y lágrimas. Soy yo la que escucha los “te amo” en persona y puede consolarla cuando está mal... Soy yo la que puede hacerla reír cuando está mal o la que está a su lado cuando cumple sus sueños, o en cada cumpleaños, y quizás su novia le diga que la ama más de lo que yo me atrevería, pero estoy segura de que no la ama ni la mitad de lo que yo lo hago, porque juro que daría todo por hacerla feliz, sin embargo eso no importa, porque una de las cosas que más amo de ella me juega en contra, y es su lealtad, esa que le ha dado a su tan amada novia.”