—He sido testigo de muchas de tus lagrimas, Le (...) . Al principio, las mías acompañaron las tuyas, pero finalmente se hizo algo monótono. Verte llorar me sigue causando aquella opresión en el pecho, pero ya no me duele—añadió mientras se arrodillaba frente a mi y me limpiaba la lágrima que terminaba por brotar.
L y M
—(Próximamente)