se plantó frente a la puerta de la casa, con una tela blanca improvisada como disfraz hecha de una sábana vieja y un gorro de fiesta en la cabeza, tocó el timbre con insistencia y cuando alguien abrió, soltó una risa nerviosa.
──── ¡hola vine a buscar dulces, dame mis dulces! ── exclamó, agitando una bolsa de supermercado, mientras su "disfraz" comenzaba a deslizarse, uno de los agujeros para los ojos estaba demasiado grande y el otro, casi inexistente, haciéndole ver humildemente gracioso.