TachiMartinez

Tan atractivo, tan alto, tan popular, tan vacío, tan arrogante, tan falso, tan él.

TachiMartinez

— ¿Te encontraste con ella de nuevo?
          — Sí, estuvimos en el mismo lugar anoche. Apenas la vi, reconocí a la chica tierna que conocí hace un par de meses.
          — ¿Y qué pasó? ¡Cuéntame todo!
          — No pasó nada.
          — ¿Cómo que nada?
          — Nada, no pasó absolutamente nada. Sólo la vi.
          — Pero eso ya me lo dijiste.
          — La vi de lejos.
          — ¿No se saludaron?
          — No.
          — ¿Por qué? Tú si que estás loco, llevas meses diciéndome que te mueres por verla de nuevo y cuando por fin logras encontrarte con ella ni siquiera la saludas.
          — Es que tu no entiendes.
          — No, créeme que no entiendo nada.
          — Ella se reía todo el tiempo, se notaba que estaba feliz.
          — Pero, ¿Por qué no la saludaste?
          — Cómo te explico que me estaba acercando cuando de pronto apareció alguien que fue directamente hacia ella, le agarró la cara y le dio un beso. En ese momento descubrí que había perdido a la mejor chica que pude haber conocido en mi vida para siempre.
          — Debiste buscarla antes.
          — Debí, no lo hice. Probablemente sea de lo único que me arrepienta porque yo odio arrepentirme de algo, pero esto es una clara excepción.
          — A veces es ahora o nunca, yo también lo aprendí.
          — Pero sabes que, luego pasó algo muy extraño. Ella me miraba como si quisiera decirme algo y no sabía que hacer en ese momento.
          — ¿Y qué hiciste? ¡Cuéntame!
          — Escribí en un papel esto: «Te deseo toda la felicidad del mundo, porque tu fuiste mía. Si tú estás feliz, yo también lo estaré, así tú no estés a mi lado. No importa nada más» y antes de irme se lo entregué.
          — ¿Te dijo algo?
          — No en ese momento. Cuando llegué a mi casa tenía un mensaje en mi celular que decía: «Yo tampoco soy feliz…»