Tiene ya una semana desde la última vez que hablamos. Hoy la ví una vez más, camina Junto a su madre, para ser precisos caminaba en el andador de un parke, vestía ropa fúnebre, blusa y pantalón negro, zapatos blancos que combinan con su hermosa piel y su cabello tan un auténtico.
Verla me saco una enorme sonrisa, recordé tantas cosas, tantos momentos, tantas razones para amarla que quería correr, tomarla por la espalda y comermela a besos.
Todo estaba bien, pero bastaron escasos minutos para comenzar a sentirme mal conmigo mismo. Una sensación fría recorrió mi cuerpo, no puedo negarlo sentí que mis pulmones colapsaban, veía frente a mi su hermoso rostro, veía su sonrisa, su mirada, me sentí como si estuviese drogado, perdí la noción del tiempo y el espacio, estaba desesperado, mis manos sudaban, mi mente comenzó a volverse loca, todos esos momentos lindo comenzaron a dar vueltas en ella, estaba pasmado. Llegó el momento que esperaba, la sensación que ya sabía que recorrería mi cuerpo. Comenzé a sentir una necesidad en lo profundo de mi pecho, como si de una sustancia adictiva se tratase, unas ganas incontrolables de algo, ese algo era ella. Necesitaba verla, necesita pensarla, pero principalmente necesitaba tenerla, asegurarme de hacerla feliz, cumplir mis acuerdos, mis promesas, me estaba volviendo loco, la necesidad por su persona fue aumentando.
Cuando recupere la cordura, me encontraba con lágrimas en los ojos, acostado en mi cama, con las luces apagadas y con Miles de sentimientos entre mi almohada