En busca de una palabra 
Que, más allá de que rime,  
Encargue con esta macabra sensación que nada exime.  
Entonces dejo que se abra mi mente hacia lo Sublime.

Pero ello me descalabra.  
¿Habrá algo que no lastimé?  
¿Con qué mano de obra erijo esta autoestima en ruinas,  
si aquí ninguna me cobra con las letras más genuinas?

¿Para qué ser el mejor de los peores sentimientos,  
si estos de escritor apenas y hacen los cimientos?  
Aislado en mi recinto. Golpes a son de un llanto.  
Manchas de un rojo tinto en la pared cuando lo aguanto.  
Querer hacerlo distinto me llevó a cortarme tanto...  
¿Soy artista a partir de que me quebranto?

Verbalizar lo inefable:  
un ámbito que procuro.  
Mas una herida palpable o la sangre plasmada en el muro,  
Dice más que un texto entero, inclusive les aseguro  
Que ni el negro del tintero imita al de un pasado oscuro.

Para nada se comparan....
Entiende...  
Que ni el negro del tintero imita al de un pasado oscuro...

"Hay cosas que no sabía que sentía... Hasta que las escribí y me dolió leerlas"

Ser poeta no se salva de este malestar 
adorna mis ojeras, deseo el alba  
hasta que el cielo se torna devuelta a su Azul nocturno.  
En su esplendor, la mala racha  
Del pobre autor taciturno que con poemas se emborracha.

Sílvame otra copa que sostenga esta embriaguez. 
Amarga y poética, que arroja de la cabeza a los pies  
Al sensible, al que trasnocha surcando un mar de recuerdos.  
A quien locura derrocha sobre los versos más cuerdos.  
A veces me cuesta contemplar la magnitud del malestar.

Hoy estaba en calma frente al Caos. 
Era inmune a mis penas... Hasta que las escribí... ¡Y me dolió leerlas!