mi corazón se está desbordando. No hay lágrimas en el camino, el mundo no se ha puesto borroso, de hecho, es más claro que nunca. Y la emoción, es más real que nunca. Y mi corazón se desborda con añoramiento de una vida que no me pertenece y con pensamientos grises y negativos de una realidad que jamás me ha pertenecido. Pues incluso si vivo en una pariente suya, no se siente como vivir mi propia vida. no me veo en las personas que me rodean, y bailo en la oscuridad de la noche, luna tapada por las hojas de árboles frondosos. Moviendo un cuerpo de carne, sangre y hueso que yacería inerte de no estar conectado. Mi conciencia, titilando. Aliento desgastado y entrecortado por el frío viento, estrellas que parpadean. Una danza de manos relajadas y hombros tensos, una danza de piernas confusas y desequilibradas pero de fuertes pisotones... Me pregunto si es enojo, insatisfacción o solo cansancio. Y me pregunto, nuevamente, qué añoro. Si es sonreír con mayor frecuencia, si es demostrar quién soy yo realmente a personas que no saben nada de mí y de quienes yo desconozco todo. Y que juzgo y me juzgan con hechos surrealistas de eventos jamás acontecidos y apariencias que son solo eso, pretensiones. No hay lágrimas, pero yace bajo la luna mi voluntad, mi espíritu envuelto en sombra. Que grita, desesperado, por salir, pero no sabe a donde. Incluso la luz de la luna no es suficiente.