Adán tenía que contenerse de decir algo en contra de la felicidad de Lute, el único problema, es que le resultaba incómodo que esté jugando con sus mejillas.
–Estas muy juguetona. ¿No prefieres hacer lo mismo con mi gran miembro?–
–Con sus mejillas me conformo, señor.–
Me atraparon, me da ternura Adán gordito