Debería haber sido yo quien dijera eso. Pero no te preocupes, cariño, tendré muy en cuenta tal requisito. Ahora, permíteme decir que tienes una nombradía preciosa. Me gusta.
Yo me llamo Dánae, Dánae Babineaux. Es todo un placer conocerte, Mattia. ¿Por qué no me dices cómo te encuentras? ¿Mmm? ¿La noche te trata con amabilidad?