Me gusta el café: fuerte como mis traumas y, a veces, frío como mi corazón. 

Amo a los gatos porque no me preguntan cómo estoy ni esperan una conexión emocional profunda cada dos minutos.

Las palomitas de caramelo arruinan mis dientes, pero no mi humor. Esas pequeñas contradicciones me definen más de lo que quisiera admitir.

Las películas de terror no me asustan; el amor sí. Sudor en las manos, pensamientos repetitivos, pérdida total del juicio... ¿o eso era demencia? Da igual, el amor es igual de peligroso y aún no inventan la vacuna para no enamorarse de quien no te conviene. Ese sí que es terror del bueno, intenso, incierto, emocionalmente impredecible. Una película sin guión que todos creen poder protagonizar.

Dicen que nunca dejo que la gente me conozca y que siempre termino huyendo o negándome a intentarlo. No puedo negar que hay verdad en eso, aunque no es porque quiera alejarme, sino porque a veces no sé cómo quedarme. Tristemente mi detector de gente buena para mi paz mental, a veces se toma vacaciones muy largas.

Mi círculo de amigos se puede contar con una sola mano... y aun así me sobran dedos. Pero me basta.

Escribo porque hablar en la soledad ya no es suficiente. Pasa, pero no te ilusiones... aquí todo ya estaba roto antes de que llegaras.
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  • JoinedJune 2, 2017