Mi cielo, mi diosa: hoy, frente a ti, me arrodillo.
Te declaro que todo mi amor, mi cariño, mi corazón es tuyo.
Todo de mí, junto con mi alma, te pertenece.
Te lo entrego.
Eres tan hermosa como una constelación. Las estrellas que te forman brillan como tus ojos: una luz tan intensa que todo ser existente se detiene a admirar.
Tu mirada, que alumbra mis días… deseo que me acompañe por la eternidad.
Tu bella sonrisa, que sin faltas aparece en mis sueños.
Tu suave voz, tan dulce como el canto de una ballena.
Tu voz.. la cual es capaz de ahogar los lamentos desgarradores de mi alma.
Tu nombre, que habita mis pensamientos, se repite en mis sueños y se marca en mi alma.
Cariño mío, eres lo que mi alma reconoce como su otra mitad, su compañera.
Eres lo que el universo me regaló.
Eres el amor de mi vida.
Confieso que mi más profundo deseo es que, incluso cuando nuestro último suspiro haya sido escuchado, y nuestro cuerpo vuelva a ser polvo, nuestro amor sobreviva. Que los recuerdos no nos olviden. Que la eternidad conserve lo que sentimos.
Mi anhelo es que nuestro amor, nuestro cariño perdure, que juntos, en la eternidad, se recuerde el profundo y devoto amor que te profeso.
Ruego que nuestras almas se encuentren.
Sueño que se abracen. Que se complementen.
Hoy, y por toda la eternidad.
Te juro por mi existencia.
Por mi alma.
Por mi derecho de vivir.
Te amo.
Te amo con la misma intensidad que abriga la tierra.
Te amo con la necesidad con la que necesitamos oxígeno para sobrevivir.
Te amo con la vitalidad que necesita mi corazón para vivir.
Te amo con la urgencia que necesito verte… para ser feliz.
TE AMO
