El pasado 8 de agosto terminé la publicación de «Alex Shwan», un libro que llevaba publicando desde el 11 de julio y escribiendo hace por lo menos tres años. No me habrá tomado más de cinco meses la escritura en sí, pero no se hacen una idea de la cantidad de veces que empecé, borré, taché, anoté, resumí y diagramé antes de llegar al formato actual, a eso que hoy es Alex.
Las dos semanas que tardé en publicarlo completo no son representativas del tiempo que estos hijos de perra llevan en mi vida, negándose casi siempre y dejándose tan poco. No fue sino hasta que me senté y resumí todo el perro libro, capítulo a capítulo, que al fin tomó la forma que le estaba destinada.
Y me hizo sufrir este sorete, como ni «Cyan's Twin» o «Rise of Ammit» lo habían hecho. Quizá solo su predecesor, «Critical Mistake», cuyas protagonistas llevaban en mi vida desde el 2015 y no se dejaron escribir hasta el 2018. Para que se hagan una idea de lo que significa Alex: sí, lo estoy comprando con Opal y Rose. Solo espero que esto les dé una pequeña pista de mi amor por él y los motive un poco a describir por qué carajos significa tanto para mí.