"Y siento que en el cercano zapateo, el que no es mío, levantan la rodilla contraria, que castigan con suavidad y tino, y yo le retrocedí, de espaldas, culona entera, para ver si me topaba con el seguidor, tramando que si él permitía tropezón alguno yo lo iba a mirar torva y desistiría del juego, sanseacabó. Pero seguí trazando perfecto zig-zag hacia atrás, perros y gatos ladraron y se encresparon cuando yo, el centro, siento que a mis espaldas se repite exacto movimiento hacia atrás. Acuerdo, entendimiento mutuo, astucia polar. La gente ya miraba, y una perla de sudor apareció en mi frente, adelanté, quebré piernas, el jala-jala para gozar, rendí la hoja, vi conmoción de árboles, ventarrón, quebrazón de cielos y una dura rodilla en puro movimiento, detrás de mi quiebre de la otra y pum, rodilla al suelo. No pude más, me voltié" ~ ¡Que viva la música!, Andrés Caicedo.