Melancolía es mi segundo nombre, o al menos, eso creo. Escucho atentamente, tanto como miro, y toco, o descubro. Sólo soy una frustrada vendedora de sueños, intentando vender comas a aquellos que en su vida prefieran poner puntos.  No calificaría lo que escribo como poesía, pero al fin y al cabo son reflexiones generales, o no tanto, de aquello que quiere contar un corazón más dominado por el amor. Para ti, lector, sólo una vidente del corazón.