Wyatt_Pit
Mis culpas no son mías
Deshago:
Hace un par de años, quise darme de baja en la vida que, de hecho, lo intenté.
Pero
Mi plan fracasó cuando mi gato me ronroneó en mis piernas.
Mi plan fracasó cuando mi hermana me vio dormir, levantó las mangas de mi sudadera y besó mis heridas con lágrimas en sus ojos.
Mi plan fracasó cuando mi hermano me pidió verlo jugar fútbol cuando él fuera profesionista.
Mi plan fracasó totalmente.
Muy tarde, muy muy tarde me di cuenta de que mis hermanos menores me daban el cariño que mis padres no me habían dado.
Ellos buscaban el refugio en mi, que yo alguna vez busqué con desespero.
Sé que he vivido con culpas, con dolores tanto físicos como emocionalmente.
Toda la culpa que me echaban por ser hombre, por ser gay, por ser débil, por ser "provocativo", por ser un mal amigo, por tener el corazón roto, por ser un egoísta, por ser inútil, por ser triste, por no ser virgen, por ser ateo.
Toda esas culpas me empujaron a querer dejar todo tan joven.
Pero esas culpas no deberían tenerlas tampoco mis hermanos, mis hermanos no tienen la culpa por lo que me convertí.
Tampoco mis culpas son mías.
Ese chico, ese familiar, esas amistades, esa religión.
Cada criterio, cada regaño, cada golpe, cada abuso habían empujado mi corazón al límite y cada acto disfrazado de amor trastornaron mi mente.
Mis culpas no son mías, tampoco las de mis hermanos.
Ellos son niños, niños como yo lo fui alguna vez.
Wyatt_Pit
@ Wyatt_Pit Niños quienes tienen dolores en los que no hemos sufrido por lo mismo pero nos queremos porque sabemos que un dolor es tan importante como el de un corte de una hoja al dedo.
Y mis gatos, mis gatos no saben lo que pienso, no saben por lo que he pasado, pero saben la cantidad de lágrimas que he derramado, saben cuanta tinta roja a caído en mi ropa, saben cuántas horas he dormido.
Sé que mis culpas no son mías, pero tampoco las de mis hermanos, y tampoco las de mis gatos.
Hace un par de meses fue el "aniversario" de mi intento de darme de baja de la vida, el día de mi cumpleaños.
No pensaba llegar tan lejos, pensaba que tener la edad que tengo era el definitivo, el corte de una historia sin chiste, sin trama; un libro mal impreso, mal empaginado, mal escrito.
Pero, llegué muy lejos, tan lejos como para ver cómo mi hermana menor cumplía sus 18 años y ser testigo de sus historias, tanto victorias como fracasos.
Llegué tan lejos como para ver cómo mi hermano menor ahora calza de la misma talla de zapatos que yo que hasta compartimos ropa.
Llegué tan lejos que vi, desde que nació mi gato, hasta el final de sus días, un ser que me salvó y que, lamentablemente, no he logrado pagarle con la misma moneda porque esa terrible enfermedad se lo llevó.
Sin embargo, antes de irse, me dejó un pequeño regalo, un pequeño amiguito atigradito que trajo a casa porque la criatura era un bebé.
Las culpas que no son mías me empujaban a no vivir la mejor versión de la historia porque, si lo lograban, las culpas que no eran mías se volvían de las de mis hermanos, de las de mis gatos.
Y esas culpas nunca serán de las suyas.
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