@ Xayahoshra Por eso, a nosotros, como espectadores, nos encanta su pequeña dinámica familiar con Isha y Sevika. Es Jinx, que da los primeros pasos para acercarse a otras personas más allá de Silco y Vi, y se da cuenta de que, vaya, disfruta del resultado.
Y a lo largo de la temporada 2, vemos a Jinx cada vez más cómoda en este nuevo espacio, incluso guardándolo celosamente a expensas de la libertad de Zaun y los deseos de Silco, porque no puede soportar perder lo que ha encontrado.
Y lo que encuentra la fortalece lo suficiente como para que, cuando Warwick aparece, esté dispuesta a acercarse a Vi y apelar a su conexión familiar, porque Jinx está aprendiendo el valor de los vínculos, no como ganchos para cargar la culpa, sino como boyas para seguir adelante.
Esa es la historia que las relaciones de Jinx cuentan en la segunda temporada. Cada una de ellas determina la elección que hace en el final. Hasta que aprenda a aceptar el pasado (Vi), a dejar atrás a los monstruos (Silco y Vander/Warwick), a perdonarse a sí misma (Caitlyn), a confiar en que el tiempo cura todas las heridas (Ekko) y a tener esperanzas de un nuevo comienzo más feliz (Isha), nunca confiará en sí misma lo suficiente como para aprovechar la oportunidad.