Soy cautiva de tu aroma, perpleja ante tus inmensos ojos que derraman dulzura cada vez que me miran y tus manos transmiten la paz que mi alma necesita.
Es iluso creer que me siento pérdida si cuando tus labios rozan los míos enseguida comprendo que allí pertenece mi vida. Ahí donde mis latidos se alteran en una extraña sintonía jamás sentida, tus brazos me envuelven al compás de la llamada "melodía".