A veces me ahogo en mis penas, víctima del pasado y franca testigo de un presente sin antecedentes.
Siempre es lo mismo, enfrentar el problema yo sola, llorar para el día de mañana poder reír y tratar de no lastimar a los demás para al final de cuenta que ellos vengan y me lastimen a mi. Ironía de la vida y poesía hecha realidad.
El día de mañana no quiero llegar a no poder más, en mi rocío las rosas ya no nacen más pero la luna se sigue asomando para ver si me ha visto llorar, me las limpio para que no me vea y con cautela me sigo haciendo la fuerte como tal cual su certero vecino, esperando que se anuncie sin llegar.
Y al final no fui testigo, ni he sido juez de este camino, pero sigo armando el rompecabezas lúgubre de este baldio.