Una de las parejas más queridas del mundo se encontraba descansando en su hogar, la torre Stark. Steve y Tony estaban en su habitación recostados en su cama matrimonial. El rubio se encontraba leyendo un libro mientras el castaño se encontraba viendo la televisión, estaba todo tranquilo hasta que Steve dijo —Tony podrías darme por favor...—
—Duro contra el muro, claro mi amor— dijo Tony sin pensar.
—¿Que?— Steve volteo a ver a su marido.
—Macizo contra el piso, lento en el pavimento, contento contra el cemento, sin pena en la arena— Decía el castaño mientras se acercaba a su esposo como un depredador.
—Sin consuelo en el suelo, despacio en el despacho, fuerte bajo el puente, picante contra el estante— el castaño le quito el libro de sus manos arrojándolo lejos y comenzó a acariciar su cuerpo ignorando los reclamos de su esposo.
—Violento contra el asiento, en cuatro como el gato, suave contra la nave— comenzó a desnudar a su rubio y luego a el mismo mientras lo besa apasionadamente callando cualquier reclamo.
Aunque Steve pusiera algo de resistencia, en el fondo sabia que a el le encantaba cuando encendía repentinamente la llama de la pasión.
—Ah… Tony… mmhg— comenzó a gemir Steve al tener libre boca y cuando Tony lo penetro y sin ninguna demora a embestirlo comenzó mientras el enrollaba sus piernas sobre su cadera y sus brazos por su cuello.
—Con destreza sobre la mesa, sin queja contra la reja— decía Tony comenzando a acelerando las embestidas.
—Aah... ¡y con potencia frente a la audiencia!— exclamo Steve entre gemidos, provocando una sonrisa en el rostro de castaño.
Fin.