Hace poco volví al lugar donde nos conocimos, donde nos dijimos hola por primera vez, donde todo comenzó. Y tú… tú estabas ahí, en ese mismo sitio donde nació nuestra historia. Nuestras miradas se cruzaron, quizá por casualidad… o quizá no, porque desde que llegué mis ojos ya te buscaban. No dijimos nada, no hicimos nada, solo fue esa mirada. Una mirada cuyo significado aún no comprendo, pero que sigue resonando en mí.