Cuando el conejo es el malo, el que impone prisas y reglas como cadenas, necesitas un personaje que hags de Gato de Cheshire que desafíe la lógica, que se burle de ese reloj que marca el ritmo de la opresión, y que con su sonrisa incierta te recuerde que siempre hay una salida, un giro inesperado, un misterio que nadie controla. Porque en tiempos de sombra y ruido, hace falta alguien que desaparezca y reaparezca para abrir ventanas a la libertad.