Siento haber estado tan desaparecida, pero he tenido muchos problemas en el último año. Pérdidas, problemas de salud, problemas con una persona de mi entorno (amenazas), la universidad... ha sido un cúmulo de cosas tan grandes, que he tenido que buscar ayuda externa, psicológica, porque sinceramente ya no lo soportaba más. Pero creo, y espero, que a partir de septiembre las cosas cambien, ya que me mudaré a otra ciudad, y al menos podré aislar algunos de mis problemas y que no me afecten tanto (estoy medicada contra la ansiedad), y poder recuperarme poco a poco.
Nunca pensé que mi salud mental acabaría tan dañada. Siempre intenté ser fuerte, aguantar los golpes de la vida, uno tras otro, y descuidé mucho mi felicidad. Lo que me gustaba hacer dejó de gustarme, todo empezó a costarme más; me he vuelto arrogante y dura conmigo misma, me he tratado mal, me he descuidado y me he llenado de rencores, pero no ha sido todo culpa mía. Es triste verte como la desplazada, la hermana a la que no se protege, la hija a la que no se apoya, la que tiene que ver desde su esquina lo que se le da a los demás por años mientras espera que alguien se digne a preguntarle tan siquiera un cómo estás.
He llorado muchísimo este último año y medio, y he reído muy poco. Pero por fin, parece que hay una salida. Sé que huyendo de los problemas muchas veces no se soluciona nada, pero llevo tantos años haciéndoles frente que me he cansado de ellos. Además, ¿qué haces cuando el problema vive bajo tu mismo techo y todos ven cómo me consume y no son capaces de ayudar?
La ansiedad y la depresión te cambia, y sólo hay dos cosas que he perdido en medio de esta larga crisis que me han dolido más que nada: mi gatito, quién ya no va a volver, y a mí misma, a quien tengo que rescatar, porque si la continuo perdiendo, me perderé completamente.