La miré. El viento azotaba su cabello y sus ojos marrones estaban clavados en el infinito cielo.
-¿No es hermoso?- mencionó sin apartar su vista.
Sí, es hermoso. Tengo el panorama más envidiado por muchos ante mis ojos.
- Podría pasar horas observando aquella pintura implantada a lo alto. Donde los algodones visten el azul claro y las aves, revoloteando para no dejar desnudo a su amado.
Cada palabra que emitía de sus labios me dejaba hipnotizada.
- Sí...- respondí al fin - el mundo es un enigma hermoso. Sus habitantes no son más que malagradecidos. Son pocos lo que son lo contrario y muchos son su tesoro más apreciado...
- Cierto. ¿Crees que en algún momento las estrellas decidan caer en nuestra habitada tierra?
- Ya lo han hecho, muchas son estrellas que con su tenue luz iluminan la oscuridad en la que otros han quedado absorbidos.
-¿Como tú y yo?
- Sí, como tú y yo...