━nadie nos advirtió que amar a un héroe era también condenarse a la tragedia
Porque amar a Aquiles no significaba simplemente compartir risas o secretos; significaba enfrentarse a profecías que anunciaban muerte, a reyes que lo codiciaban, a hombres que deseaban su gloria y a dioses que jugaban con su destino como piezas de un tablero. Y aun así, a pesar de todo, lo elegí. Una y mil veces lo elegiría, incluso si los dioses me arrancaran la vida por ello. Incluso si el mundo entero se pusiera en contra.
Él era mi razón para seguir adelante cuando todo parecía perdido. Era mi fuego en la noche más oscura, mi verdad cuando todos los demás mentían. Con él aprendí que la lealtad puede convertirse en amor, que la valentía puede coexistir con la vulnerabilidad y que, a veces, la fuerza de un hombre se mide por su capacidad de amar. Pero también aprendí que cada sonrisa suya podía ser un presagio de tormenta, cada abrazo una promesa de dolor y cada mirada un recordatorio de que nada en la vida dura para siempre.