Esa tarde de otoño, me encontraba sentada bajo el árbol de mis sueños. Ver como todo tomaba hermosos colores cálidos mientras que el frío congelaba mi cuerpo, era la convinación perfecta. Solo falta as tu, ¿En donde estabas?. La respuesta llegó minutos más tarde, resulta que te habías estrellado contra el árbol donde nos conocimos, algo impactante, ¿No?
Ese día yo esperaba con ancías tu llegada por la simple razón de que te amaba y aún lo hago con fervor, ahora no hay día que no me pregunté, ¿Por qué te sigo hablando? ¿Por qué le sigo hablando a un recuerdo de mi mente si no es para nada eficiente? ¿Como le hago para no aferrarme a la idea de que pude ser feliz al lado de una chica llamada Lis?
Ahora la verdadera pregunta es, ¿Por qué te sigues apareciendo por aquí si puedes ir a cualquier lugar?
Te voy a extrañar como no he extrañado a nadie en vida, porque tu eras aquella persona que hacía que las llamas de las ganas de vivir ardieran dentro de mí, Lis, mi hermosa soñadora, espero que algún día nos encontremos allá arriba y nos juntemos cada noche a hablar de nuestras trágicas muertes y de lo que no pudimos hacer, de los lugares que nos faltó recorrer, mientras, desde acá abajo nos ven brillar como una sola estrella porque nuestra luz se mezcla de manera tan perfecta que no puedo creer que nuestro inicio nos ha marcado el fin.
(ignoren esto, son cosas que se me vienen de repente a la cabeza)