Dio un suave asentimiento a modo de respuesta a lo primero dicho, siendo algo sincero al intentar confirmar, de cierta manera, que su actitud realmente no le desagradaba, al contrario, se le hacia un poco divertida, aún que no correcta. Mantuvo en todo momento aquella pequeña sonrisa formada en sus labios, no por que se sintiera realmente a gusto o feliz, simplemente porque le hacia lucir más amigable e inofensivo de lo que realmente era.
En silencio, escuchó al contrario hablar y presentarse finalmente, pareciéndole totalmente curioso que se hablara de si mismo en tercera persona.—Mi nombre...no puedo decírtelo, así que llámame como desees.—Dijo, encogiéndose ligeramente de hombros. Muy pocas personas, por no decir nadie, conocían su nombre. No porque fuera algo muy importante, simplemente no le gustaba decirlo, odiaba aquel nombre que sus progenitores le habían puesto el día que nació.—Claro, puedes hacerme todas las preguntas que desees Takeo.—Nuevamente asintió con su cabeza, aceptando. Tenía curiosidad sobre que clases de preguntas le haría el menor.
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