— ... T-Tú... — soltó en un suspiro la pequeña diabla, ¿por qué ahora? Ugh, maldecía aquella actividad ahora, ¿por qué pensó que era una buena idea? La de puntas rojizas gruñó, no era tiempo de pensar en eso ahora.
— T-Tú, escoria, ¿sabes d-dónde está Satanica? — Tartamudeó en su pregunta, ya que la lujuria se hacía presente en ella en cada momento, y cada pequeño sonido que emitía le excitaba más — S-Solo dime donde está...