alejandro tenía su colección de cosas las cuáles lo hubieran enviado a pudrirse en alguna cárcel o callejón, al menos si fuese cualquier otra persona.
...ok, quizás no así, pero definitivamente eran cosas que dejarían marcas permanentes en la vida de alguien común.
el de cabellos albinos no pudo evitar tambalearse contra la gélida superficie de la pared a su lado, sintiendo el contraste entre la lluvia empapando su cuerpo y la cálida sangre que se deslizaba desde algún corte en su frente.
dejó salir un suspiro tembloroso, ¿qué pensaría la prensa si alguien lo viera en ese estado? desaliñado, cómo si estuviese envuelto en alguna actividad criminal... estaba seguro de que jamás terminaría de oír a sus padres sermonearle acerca de la importancia de las apariencias externas.
sin embargo, antes de que pudiese seguir hilando posibles excusas para justificar el porque se fugó —de nuevo— a una fiesta clandestina, la luz de lo que parecía ser las mismísimas puertas del cielo se abrieron ante el.
y ahí lo vió... un ángel. en uniforme de trabajo, de hecho. aunque viéndolo bien, el paraíso se veía demasiado cómo una tienda...
"¿estoy... muerto?" preguntó de forma tan sincera que parecía ser una broma, más su mirada divagante y lenta respiración decían algo distinto. "entonces... el cielo debe ser real. los ángeles han tenido piedad en mi alma."
; entre ale y télos, quién es más dramático..... . . . .??1??1